Tras lo escrito la semana pasada, y aunque sólo hay un par de comentarios en el blog, sí me han llegado más mensajes por correo electrónico. Hay quien lo ha visto desde la óptica del trabajo posible y necesario con los hombres y mujeres de la tierra, especialmente con los más necesitados, con los más injusticiados. Hay quien sigue navegando hacia Itaca, llegando despacio que a lo mejor lo importante es el viajar. Otros piensan que hay que ser más duro con la que está cayendo, sobre todo con los que nos están tirando. Alguien me recuerda que en Belén ninguna noche del año es navidad. Y no falta quien defiende la sonrisa y la alegría de vivir día a día a pesar de sentirse pesimista total con la marcha del mundo y de los mundos más pequeños de andar por casa… Y así sucesivamente.
Aunque no es mi intención insistir en los temas base de cada entrega, me permito hacerlo en este último viernes del año. Ciertamente, hay más días que ollas y semanas que sartenes, así que tendremos tiempo de tocar otras campanas.
No es una respuesta, sólo más reflexiones.
La primera es que, bueno, la noche de paz es una y el calendario marca otras 364 con sus días, rayos y truenos. Y sólo de eso iba el tomazo anterior. Del que cada cual se sirve el trozo que mejor, o peor, le parezca. Como así ha sido.
La segunda es la positiva. Claro que mientras el mundo siga, otro mundo es posible. Y en eso estáis, estamos, algunos. Muchos seguramente. Pero todos no. Para los que sí, eso significa compartir con los demás. El cómo y el según lo ponemos cada uno, cada cual a su modo y manera. Y eso, independientemente del resultado final, suma vida y amor, y logros mayores o menores. Y en eso estamos. Claro.
Sin embargo, y es la tercera reflexión, el paro va a seguir aumentando en España. ¿O no? Como los recortes a los trabajadores, encabezados por los empleados públicos. ¿O no? Y qué tal andamos de recesión? Y si hablamos del globo terráqueo. ¿Qué dice UNICEF de la infancia desnutrida, de la asistencia a la escuela o del resto de los derechos de la infancia? Mejor aún, ¿qué decía hace unos años y qué dice ahora? Que las cifras, estadísticas mandan, van a peor. ¿Y los objetivos del milenio? ¿No eran para el año 2015? Claro, que no hemos llegado todavía. Ya, pero ¿acaso las perspectivas no son negativas para algunos, desastrosas según los otros?
¿Y lo de Kioto, ahora que ha acabado la representación en Sudáfrica? No sé si el mundo se nos acaba, pero me temo que sí se nos va de las manos. En lo que respecta a la naturaleza, a la economía, a la política. ¿O no?
¿Entonces?
Mantengamos la calma, la sonrisa y la alegría de vivir. Estoy de acuerdo, aunque el mundo se desmorone a nuestro alrededor. Siempre nos quedará París, por el momento, y lo de compartir. Porque, sobre todo y sobre nada, ciertamente todavía OTRO MUNDO ES POSIBLE… Sólo depende de cuánto nos empeñemos. De cuántos nos empeñemos.
Así que hoy en vez de poema os dejo una canción. Algunos la recordaréis, bueno, otros la podréis escuchar por primera vez, bueno también. Es un texto de Julián Rezola (algún día hablaremos de él) con música del firmante y las voces de Carmen, Jesús e Iñaki.